tag:blogger.com,1999:blog-77928329379758124412024-03-13T11:08:51.855-06:00Fomento al disfrute de la lecturaSemiótica del acto de lecturaMagda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.comBlogger29125tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-10502670290434500142013-06-09T08:04:00.000-05:002013-08-08T08:12:12.305-05:00"La gaviota", de Juan García Ponce<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-p2gPEVS94bs/UbR9ukoSXWI/AAAAAAAAD1c/vgtGm_cTppQ/s1600/gaviota.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-p2gPEVS94bs/UbR9ukoSXWI/AAAAAAAAD1c/vgtGm_cTppQ/s1600/gaviota.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<strong><a href="https://docs.google.com/file/d/0B_r9EM8menxddHZRVlYtaTd1Wnc/edit?usp=sharing" target="_blank">"LA GAVIOTA", JUAN GARCÍA PONCE</a></strong><br />
<strong></strong><br />
(Lectura final del semestre)</div>
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-84703134206856661802013-05-13T19:30:00.000-05:002013-08-08T08:13:00.754-05:00Personajes<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-E4dY4TZfqKE/UZLBPtGKWyI/AAAAAAAAD0Y/XJmp_QhzzNs/s1600/masM.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-E4dY4TZfqKE/UZLBPtGKWyI/AAAAAAAAD0Y/XJmp_QhzzNs/s320/masM.jpg" /></a></div>
<br />
El día de hoy vimos una película para ver particularmente el manejo de los personajes, que es muy interesante. En esta ocasión no se trata de comentar la película, es hablar sobre la función de los personajes de la película.<br />
<br />
Leeremos los comentarios de los estudiantes.Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-40636706674030941412013-05-06T18:53:00.000-05:002013-05-06T18:53:44.963-05:00Charles Bukowski Hoy continuaron las exposiciones de los estudiantes y leímos un cuento que nos recomendó uno de los estudiantes, "No hay camino al paraíso" de Charles Bukowski. <br />
<br />
También dimos lectura a una parte de <em>Brevario de la fabada, </em>de Paco Ignacio Taibo I.<br />
<br />
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-31695109600188641052013-04-29T20:00:00.000-05:002013-04-30T07:53:18.507-05:00"¿Quién se lleva a Blanca?"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-B6bBOreeBsg/UX-9_eTh9QI/AAAAAAAADzo/9bZqdWrr9Ik/s1600/L9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-B6bBOreeBsg/UX-9_eTh9QI/AAAAAAAADzo/9bZqdWrr9Ik/s320/L9.jpg" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Hoy fue un día de ejercicios, exposiciones y, por supuesto, lectura.
<br />
<br />
Los estudiantes iniciaron sus exposiciones que culminarán en dos semanas. Leímos y comentamos el cuento de Jorge Ibargüengoitia, "¿Quién se lleva a Blanca?".Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-42128545714668083222013-04-22T18:38:00.000-05:002013-04-23T18:40:10.996-05:00"El café"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-QXNcGYgWrcM/UXcaubFv4BI/AAAAAAAADzY/5hdL4gatYf8/s1600/acompa%C3%B1ado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="258" src="http://4.bp.blogspot.com/-QXNcGYgWrcM/UXcaubFv4BI/AAAAAAAADzY/5hdL4gatYf8/s320/acompa%C3%B1ado.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Hoy vimos un video que retrata la importancia en la cultura mexicana del escritor, Juan García Ponce. Leímos, además, su cuento "El café".<br />
<br />
Los estudiantes nos darán su experiencia de lectura.Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-63444939923576737522013-04-09T19:27:00.002-05:002013-04-09T19:27:57.215-05:00Un cuento de María Luisa Puga<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-xUjO1wQpTB4/UWSxMK-1NdI/AAAAAAAADzI/kxZG0-HJJys/s1600/KathyHare.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-xUjO1wQpTB4/UWSxMK-1NdI/AAAAAAAADzI/kxZG0-HJJys/s320/KathyHare.png" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Kathy Hare</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Este lunes nos adentramos un poco en el signo lingüístico, su arbitrariedad y el círculo de la comunicación. <br />
<br />
Leímos el cuento "Una, dos, tres por mí", de María Luisa Puga. Conoceremos la experiencia de lectura de los estudiantes.Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-70297968418314902622013-04-02T18:35:00.001-06:002013-05-06T18:54:48.566-05:00Un cuento y una historia<a href="http://3.bp.blogspot.com/-WNdK9BUQSgQ/UVt1_Sx5bkI/AAAAAAAADyo/huKvPL2-LuI/s1600/regreso.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-WNdK9BUQSgQ/UVt1_Sx5bkI/AAAAAAAADyo/huKvPL2-LuI/s320/regreso.jpg" /></a>En esta ocasión leímos una historia que nos cuenta Cristina Pacheco, <i>De regreso</i>. También, un interesante cuento de Francisco Hinojosa: <a href="http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/rincon/trabajos_ilce/concie/htm/sec_20.htm">"Informe negro".</a> Los estudiantes registrarán sus experiencias de lectura.
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<em>De regreso</em></div>
<div style="text-align: center;">
Cristina Pacheco</div>
<div style="text-align: center;">
<em>La jornada</em>, 31 de marzo de 2013
</div>
<div style="text-align: center;">
</div>
<div style="text-align: left;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Firme al volante, Danilo se concentra en mirar la autopista.
En el asiento posterior del coche Joshua y Sarahí, vestidos con ropa de playa,
dormitan entre toallas húmedas, bultos y mochilas. Idalia experimenta una rara
mezcla de nostalgia y ansiedad. Ve el reloj en el tablero. Son las dos de la
tarde. A estas horas de seguro otras personas habrán ocupado la habitación 208
en donde se hospedó con su marido y sus hijos durante los tres días de
vacaciones en Veracruz.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Idalia se da cuenta de que el paseo fue muy breve y lamenta
haberlo desperdiciado. Se reprocha porque mientras estuvo en la playa en vez de
entregarse por completo a la diversión y el descanso se dedicó a pensar en su
madre sola en el departamento, los asuntos sin resolver, las cuentas
pendientes, la discusión con su hermana, el rumor de que en la oficina de
correos habrá recorte de personal, en los abonos del coche, en la tubería con
fugas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Ahora que está a punto de volver a su vida de siempre se
esfuerza por recordar cada detalle de la habitación 208: paredes amarillas, luz
raquítica, un buró, dos camas, reproducciones sobre las cabeceras. Una
representaba gaviotas sobrevolando el oleaje rizado, como de azúcar; la otra,
un barco navegando por un mar calmo y nocturno.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Tal vez los nuevos ocupantes del 208 las estén mirando con
asombro y digan lo que ella le comentó a Danilo: “Me gustaría tener unos
cuadros como éstos.” La escena inventada le provoca una antipatía infantil
hacia los desconocidos. Los imagina desempacando, poniéndose de prisa la ropa
ligera que pagaron (igual que ella) con tarjeta de crédito, haciéndose bromas,
tomándose fotos con los celulares. Sus hijos no dejaron de hacerlo. Quieren
mostrárselas a su abuela en cuanto la saluden. “Mira, abue: aquí estamos Sarahí
y yo sentados en el malecón”. “Esta nos la tomó mi papá en un restorán”. “Antes
de salir le sacamos una foto al cuarto en donde estuvimos”. “Aquí posamos en la
puerta del hotel”.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: Calibri;">Más allá de esas fotos y las conchitas que levantaron en la
playa, Idalia se pregunta qué recuerdo de su primer viaje al mar guardarán
Joshua y Sarahí. Ojalá sea bonito y lo conserven, para que cuando lleguen a ser
padres lo compartan con sus hijos. La idea de que algún día sus niños harán su
vida lejos de ella y de Danilo le provoca ansia de abrazarlos, pero se contiene
para no interrumpir su sueño.</span></div>
<span style="font-family: Calibri;"><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
II</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
Idalia siente nostalgia por el puerto. Le gustaría
preguntarle a Danilo cuándo volverán, con la esperanza de que él le conteste:
“Muy pronto”, pero, conociéndolo, sabe que él le dará otra respuesta: “Cuando
se pueda”. Ella hará lo posible porque eso ocurra en Navidad. Sería bonito
hospedarse otra vez en el hotel Almirantes, en el mismo cuarto 208: paredes
amarillas, dos camas, reproducciones sobre las cabeceras. Gaviotas. Un barco.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
Idalia se da cuenta de que recuerda mejor el mar en los cuadros que el que vio
inmenso, deslumbrante, erizado de olas y reflejos. Le lastimaban los ojos y
tuvo que comprarse unos lentes de sol en el malecón.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
Ha cambiado mucho desde que lo vio por vez primera. Iba con
sus padres. Era niña. Se asombró ante el mar, jugó a huir de sus olas, conoció
los cangrejos, buscó tesoros en la arena. Su padre le hizo un castillo. “Cuando
sea grande, ¿viviré en uno así?”</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
El recuerdo de aquella pregunta la emociona, la devuelve a
la plenitud de su infancia cuando soñaba con ser grande, ponerse zapatos de
tacón y pintarse los labios de rojo. Ahora a diario hace las tres cosas, pero
le gustaría volver a su infancia y soñar la vida en un castillo.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
Su departamento es todo menos eso; pero es el sitio que más
ama en el mundo. Mira de nuevo el reloj del tablero. Pronto estará subiendo las
escaleras del edificio y llamando a su madre. La imagina en estos momentos
parada en el zaguán, mirando a la distancia con la esperanza de que aparezca el
Sílver: así llama Danilo a su automóvil plateado que debe a medias y teme
perder por falta de pago.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
Idalia piensa que en vez de irse de vacaciones a Veracruz
debieron haber invertido el dinero del viaje en pagar dos abonos del coche.
“Tómalo como una inversión”, le dijo su esposo la tarde en que le dio la
noticia de que acababa de comprárselo a un amigo del trabajo y ella le
recriminó que se hubiera echado semejante compromiso. Él se defendió con lo de
la inversión y se pasó horas demostrándole las cualidades del coche. Entonces
surgió la idea de llamarlo el <em>Sílver</em>.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
A Idalia le pareció muy graciosa la ocurrencia pero siguió
pensando que, en sus condiciones y más con la inseguridad en el empleo, había
sido una locura comprar un automóvil. Él le encontró otra ventaja: “Los
domingos podremos sacar a los niños de paseo y, si se puede, los llevaremos a
que conozcan el mar. Me canso de que el Sílver aguanta de aquí a Veracruz sin
dejarnos tirados”.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
La realidad contradijo ese optimismo: antes de que llegaran
a Puebla el coche sufrió tres averías. Danilo tuvo que pasarse horas haciendo
talacha e Idalia parada en el acotadero agitando una toalla para advertirles
del percance a los automovilistas que se aproximaban a toda velocidad. Mientras
tanto los niños, sudorosos y malhumorados, sugerían que mejor se regresaran a
la casa. Ni en el peor de los momentos Idalia les dio la razón. Habían hecho
toda clase de sacrificios y gastos para llevarlos de vacaciones a conocer el
mar y no era justo que ahora quisieran desbaratarlo todo sólo por unas cuantas
molestias. Iban a entender que habían valido la pena cuando se encontraran
frente al mar y vieran su movimiento eterno y su inmensidad. “Mira, abue, aquí
está mi hermana corriendo en la arena”. “Estos son mi papás abrazándose”.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
Fue la única vez que Idalia y Danilo se tocaron. Durante sus
vacaciones en la playa la presencia de sus hijos los mantuvo cohibidos y
lejanos aun en la cama, cuando la Luna iluminaba los cuadros sobre las
cabeceras.</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
III</div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
“Despierta a los niños. Ya casi llegamos”. De nuevo Idalia
se ve sorprendida por la voz de Danilo. Baja la ventanilla y mira hacia la gasolinera que está cerca del edificio en donde
viven, en donde su madre los espera, en donde se enrosca la rutina. Abre su
bolsa. Junto a su monedero está la llave del 208. Su rígida frialdad la
devuelve al cuarto de paredes amarillas, con un buró y dos cuadros sobre las
cabeceras. Gaviotas sobrevolando las olas. Un barco deslizándose en el mar
quieto y nocturno.</div>
</span><div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt; text-align: justify;">
<br /></div>Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-7369147050317222142013-03-11T17:31:00.000-06:002013-03-31T08:18:30.578-06:00Literatura y cineEl día de hoy íbamos a ver una película pero sucedió qué... y no pudimos verla. El próximo lunes es de asueto y después vienen las vacaciones, así que regresamos hasta el 1 de abril. Demasiado tiempo sin clases...<br />
<br />
Los estudiantes verán la película <em>Melinda y Melinda</em>, de Woody Allen: <span style="font-family: Calibri;"><a href="http://cuevana.tv/#!/peliculas/4588/melinda-and-melinda">http://cuevana.tv/#!/peliculas/4588/melinda-and-melinda</a></span><br />
<span style="font-family: Calibri;"></span><br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="font-family: Calibri;">O podrán entrar desde aquí: <a href="http://www.cuevana.tv/">http://www.cuevana.tv/</a><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y poner en el buscador <em>Melinda y Melinda</em>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span style="font-family: Calibri;">Leerán, además, esta historia del escritor mexicano Juan Villoro, nos darán sus comentarios:</span></div>
<em>Una sencilla transacción,</em> Juan Villoro<br />
<em></em><br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Un capuchino, por favor.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Blenvito Trifimex.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Perdón?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Blenvito Trifimex.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–No entiendo.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¡Bienvenido a Coffiii–Mex!<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Gracias.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Qué va a querer?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Ya le dije.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–No oí. Primero tenemos que dar
la bienvenida. Es política de la empresa.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿También me puede dar un
capuchino?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Regular?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿“Regular” es un tamaño?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–“Regular” no es un tamaño.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Qué es?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Es si quiere que sea regular de
sabor.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Quiero que sea bueno de sabor.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Me refiero a lo que es la
cafeína.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–La cafeína no es un sabor.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–“Regular” es el café que no es
descafeinado.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¡Ah!, ¿“regular” es normal?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Si usted dice.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Quiero regular.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿De qué tamaño lo va a querer?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Normal.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Normal?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Perdón, ya me dijo que eso no es
un tamaño.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Chico, mediano, grande o
extragrande?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Mediano.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Frío o caliente?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Caliente.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Con moka, vainilla o canela?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Canela.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Extra canela?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Canela regular.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Para tomar aquí o para llevar?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Para tomar aquí.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Bisquet, galleta, <i>croissant</i>,
alfajor?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Nada.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Pero sí va a querer el
capuchino?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Claro.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Cuenta con tarjeta de descuento
Coffiii–Mex?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–No.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Si tiene tarjeta de descuento,
por cada treinta cafés le <br />
descontamos uno.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–No, gracias.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Y puede participar en la rifa de
una cafetera.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Ya le dije que no me interesa.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Su pago va a ser en efectivo o
tarjeta de crédito.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Efectivo.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Son 16,60.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Aquí tiene.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Quiere redondear para la
Asociación Palomas del Mundo?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Redondee.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Recibo 20. Tres pesos de cambio.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Gracias.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Cuál es su nombre?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Juan.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–En unos minutos lo llaman. ¿Todo
fue de su agrado?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Me gustaría no tener que hablar
tanto.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Algo no fue de su agrado?
Tenemos libro de quejas.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–<i>Todo</i> fue de mi agrado.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Gracias por preferir
“Coffiii–Mex, aroma y confianza”.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Podría cambiarme este billete?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Ya cerré la caja. Me hubiera
dicho antes.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Para abrir la caja tengo que
comprar otra cosa?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Bisquet, galleta, <i>croissant</i>,
alfajor?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Olvídelo.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Usted es Juan?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Le acabo de decir mi nombre.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Tengo un mensaje en la
computadora: no hay canela <br />
regular.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Tienen otro tipo de canela?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Canela normal.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–<i>Pedí</i> canela normal.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Aquí dice: “regular”. Lo puse en
la computadora.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¡“Regular” quiere decir
“normal”!<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Regular es el café, la canela es
normal.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Está bien: ponga canela normal.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Lo molesto con su firma?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Para qué?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Tengo que anular el pedido y
abrir una nueva orden.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Por qué?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Es por su tranquilidad.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Me voy a tranquilizar cuando me
dé mi café.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Pidió café? ¿No quería un
capuchino?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¡El capuchino es café!<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Es por su tranquilidad. Gracias
por su firma.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Me puede dar mi capuchino?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Está ahí al lado. Desde hace
rato.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿No dijo que me iban a llamar?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Sólo llamamos a los clientes que
están sentados.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¡Este café está tibio!<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Llegó caliente. Usted dejó que
se enfriara.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Se enfrió porque no dejaba de
hacerme preguntas.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Quiere hablar con el gerente?
Su satisfacción es lo <br />
primero. Tenemos libro de quejas.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¡Quiero un capuchino caliente!<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Regular?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Quiero <i>este</i> capuchino,
pero caliente.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–No nos dejan recalentar comida.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Apenas lo toqué.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Es por su seguridad.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Olvídelo. Estoy a punto de tener
un ataque.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–El café regular es malo para el
corazón.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Pensé que ustedes no hacían
comentarios personales.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–No es nada personal.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Es política de la empresa?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Tenemos un folleto para clientes
con hipertensión <br />
arterial.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Si acepto el folleto me cambia
un billete?<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–El folleto es gratis. Con eso no
puedo abrir la caja.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–El folleto me va a producir
hipertensión arterial.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¿Quiere entrar en nuestro
programa de clientes con estrés? Le regalamos un refresco sin fenilalanina.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Quiero irme. No puedo más.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Fue un placer atenderlo.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–¡Quiero un mundo que sea
regular!<o:p></o:p></span><br />
<br />
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">–Que tenga bonita tarde. Gracias
por buscar aroma y confianza.</span><br />
<br />
Video: <a href="http://youtu.be/dsypnmOpWiw" target="_blank">Un capuchino por favor</a>.<br />
<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 10pt;">
<span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES;"><o:p> </o:p></span></div>
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com21tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-20020383882375063792013-03-04T19:03:00.000-06:002013-03-13T17:44:16.922-06:00Dos cuentos de Raymond Carver<div align="left" class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
El día de hoy leímos y comentamos dos cuentos de Raymond Carver: "Si me necesitas, llámame" y "Leña".<br />
<br />
Leeremos los comentarios de los estudiantes.Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-36773787287733623752013-02-26T10:03:00.000-06:002013-05-06T18:46:39.856-05:00Rulfo y Keret<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Ayer leímos y comentamos dos cuentos: "<a href="http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/rulfo/acuerda.htm" target="_blank"><strong>Acuérdate</strong></a>" de Juan Rulfo y “De repente un toquido en la puerta” de Etgar Keret.
Conoceremos los comentarios de los estudiantes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">“De repente un toquido en la puerta”, Etgar Keret
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Cuéntame un cuento —me ordena el hombre con barba que está sentado en el sofá de mi sala.</span>
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Reconozco
que la situación me resulta bastante incómoda, porque yo escribo cuentos, pero
no soy un cuenta cuentos. Y además no lo hago por encargo. La última persona
que me pidió que le contara un cuento fue mi hijo, hace un año. Inventé algo
sobre un hada y un ratón de campo, ni siquiera recuerdo qué, sólo sé que a los
dos minutos ya se había quedado dormido. Mientras que la situación de ahora es
absolutamente distinta. Porque mi hijo no tiene barba. Ni pistola. Y porque mi
hijo me pidió el cuento, mientras que la intención de este hombre es robármelo.</span></span><span style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Procuro
explicarle al barbudo que si enfunda la pistola será mucho mejor para él. Para
los dos, en realidad. Porque es difícil que se te ocurra un cuento mientras te
encañonan la cabeza con una pistola cargada. Pero el tipo insiste.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—En este
país —explica—, cuando quieres algo, tienes que exigirlo por la fuerza.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Es un
inmigrante judío recién llegado de Suecia. En Suecia la situación es
completamente diferente. Allí, cuando se quiere algo, se pide educadamente y,
por lo general, te lo dan. Pero en el asfixiante y enrarecido Medio Oriente,
eso no es así. A uno le basta con pasar aquí una semana para entender cómo
funcionan las cosas. O para ser más exactos, para entender cómo no funcionan.
Los palestinos pidieron con muy buenos modales un Estado. ¿Se los dieron? ¡Pura
mierda! Mientras que cuando pasaron a hacerse volar por los aires en autobuses
cargados de niños, empezaron a escucharlos. Los colonos quisieron que se les
enviara a alguien con quien dialogar. ¿Les enviaron a alguien? Otra mierda, eso
es lo que les enviaron. Pero en cuanto se pusieron a repartir madrazos y a
lanzarles aceite hirviendo a los guardias fronterizos, los estamentos empezaron
a querer tomar contacto. Este país sólo entiende el lenguaje de la fuerza y no
importa que se trate de un asunto de política, de economía o de un lugar de
estacionamiento. Aquí sólo entendemos la fuerza.</span></span>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Suecia, el
lugar desde el que el barbudo ha inmigrado, es un país progresista y avanzado
en no pocos campos. Porque Suecia no es sólo ABBA, IKEA y el Premio Nobel.
Suecia es todo un mundo de cosas, y lo muchísimo que tienen lo han conseguido
exclusivamente por las buenas. En Suecia, si se le hubiera ocurrido ir a casa
de la vocalista de Ace of Base y tocar la puerta para pedirle que le cantara
una canción, ella le habría preparado una taza de té, habría sacado la guitarra
de debajo de la cama y se habría puesto a tocar. Y todo con una sonrisa. ¿Pero
aquí? Si no trajera una pistola en la mano seguramente yo lo habría echado a
patadas escaleras abajo.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Mira… —le
digo intentando que entre en razón.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Nada de
mira —exclama furioso el barbudo tomando el arma—, o el cuento o un balazo en
la cabeza.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Así que
comprendo que no tengo alternativa, que el tipo va completamente en serio.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Hay dos
personas sentadas en una habitación —empiezo—, cuando de repente alguien toca
la puerta con los nudillos.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">El barbudo
se yergue. Por un momento creo que el cuento lo ha atrapado. Pero no. Está
escuchando otra cosa. Y es que realmente hay alguien tocando la puerta con los
nudillos.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Abre —me
dice—, y no intentes nada. Échalo de aquí lo más deprisa posible, porque si no
esto va a acabar muy mal.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">El joven
de la puerta es un encuestador. Quiere hacerme unas cuantas preguntas. Muy
cortas. Sobre la elevadísima humedad que hay aquí en verano y cómo ésta afecta
a mi estado de ánimo. Le digo que no quiero que me haga la encuesta, pero él,
de todos modos, se cuela.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—¿Quién
es? —me pregunta, apuntando hacia el barbudo.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Es mi
sobrino, de Suecia —le miento—. Ha venido para enterrar aquí a su padre que ha
muerto en un alud de nieve. En estos momentos estábamos mirando el testamento.
¿Serías, pues, tan amable de respetar nuestra intimidad yéndote ahora mismo?</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—¡Vamos!
—me dice el encuestador, dándome una palmadita en el hombro—, si son cuatro
preguntitas de nada. Deja que este buen hombre se pueda ganar el pan. Me pagan
por encuesta hecha.</span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Times New Roman;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">
</span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Times New Roman;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Se
desparrama en el sofá con su carpeta. El sueco se sienta a su lado. Yo sigo de
pie, intentando parecer convincente.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Te ruego
que te vayas —le digo—, has llegado en mal momento.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—¿Cómo que
en mal momento? ¿Porque no soy lo suficientemente blanco? Para los suecos veo
que sí dispones de todo el tiempo del mundo, pero para este marroquí que, como
soldado recién llegado del frente del Líbano, ha dejado allí la vida, para este
don nadie, no tienes ni un triste minuto.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Intento explicarle
que eso no es así, que simplemente se le ha ocurrido llegar en un momento
delicado para el sueco y para mí. Pero el encuestador se acerca el cañón de su
pistola a los labios indicándome que me calle la boca.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Ya —me
dice—, déjate de excusas. Siéntate ahí en el sillón y desembucha.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—¿Que
desembuche qué? —le pregunto.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">La verdad
es que ahora sí estoy nervioso. El sueco también tiene una pistola y aquí se
puede llegar a armar un verdadero enfrentamiento entre Oriente y Occidente o
algo así, por la diferencia de mentalidad. O hasta quizá resulte que al sueco
le dé por enloquecer porque quería el cuento para él solito.</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—No
intentes engañarme —me amenaza el encuestador—, tengo la mecha corta. Vamos,
suelta ya de una vez un cuento.</span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Times New Roman;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">
</span></span></span><br />
<span style="font-size: small;"><span style="font-family: Times New Roman;"><span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Eso —se
le une el sueco, con una sorprendente complicidad mientras también me apunta
con su arma y yo carraspeo para volver a empezar.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Tres
personas están sentadas en una habitación…<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Y nada de
"de repente tocan la puerta con los nudillos" —me advierte el sueco.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">El
encuestador no entiende a qué se refiere, pero le sigue la corriente.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Suéltalo
ya —exclama—, y sin toquidos en la puerta. Cuéntanos otra cosa. Algo que nos
sorprenda.</span></span>
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;"></span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span></span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Callo un
momento y tomo aire. Los dos tienen la mirada fijada en mí. ¿Por qué tendré que
verme siempre en situaciones como éstas? A Amos Oz o a David Grossman nunca les
pasaría algo así. De repente se oyen unos golpecitos en la puerta. La mirada de
concentración de los dos se vuelve ahora amenazadora. Yo me encojo de hombros.
No tengo nada que ver con eso, ni mi cuento tiene nada que ver con ese toquido
en la puerta.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Deshazte
de él —me ordena el encuestador—, sea quien sea, dile que se largue.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Abro la
puerta sólo una rendija. Es un repartidor que trae una pizza.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—¿Eres
Keret? —me pregunta.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Sí —le
digo—, pero yo no he pedido ninguna pizza.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Aquí dice
Zamenhof 14—insiste, agitando una nota delante de mis narices y metiéndose a la
casa.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Lo dirá
—le contesto—, pero yo no he pedido ninguna pizza.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Una
familiar —se empecina él—, mitad piña, mitad anchoas. Está pagada. Con tarjeta.
Sólo tienes que darme la propina y me largo volando.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—¿Tú
también has venido por el cuento? —le pregunta el sueco.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—¿Qué
cuento? —se extraña el repartidor de pizza.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Pero se le
nota que miente, porque es muy mal actor.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Vamos,
sácala —le espeta el encuestador—, saca la pistola de una vez.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—No tengo
ninguna pistola —confiesa el repartidor, dejando asomar, sin embargo, de debajo
de la caja de cartón, un largo cuchillo de carnicero—, pero lo haré picadillo
si no se inventa enseguida una buena historia.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Ahora
están los tres sentados en el sofá. El sueco a la derecha, a su lado el
repartidor y a la izquierda el encuestador.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Yo así no
puedo —les digo—, no se me va a ocurrir ningún cuento si están ahí los tres con
la tontería de las armas. Salgan un rato a dar una vuelta y cuando vuelvan veré
si les tengo algo preparado.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Lo que va
a hacer el mierda éste es llamar a la policía —le dice el encuestador al
sueco—. Cree que nos chupamos el dedo.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Vamos,
échate uno y nos vamos —me suplica el repartidor de pizza—, uno cortito. No
seas tacaño, los tiempos que corren son muy malos, entre el desempleo, los
atentados y los iraníes. La gente está sedienta de otra cosa. ¿Qué crees que
nos ha traído hasta tu casa a unas personas normalitas como nosotros? La
desesperación, hombre, la desesperación.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Yo asiento
y vuelvo a empezar.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Cuatro
personas están sentadas en un sofá. Hace calor. Se aburren. El aire no
funciona. Uno pide un cuento. Los demás le hacen coro…<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Eso no es
un cuento —exclama irritado el encuestador—, eso es un informe de la situación,
de lo que en este momento está pasando aquí. Precisamente de lo que estamos
intentando escapar. No nos recicles la realidad como el camión de la basura.
Dale a la imaginación hermano, inventa algo, vamos, lo más increíble posible.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Vuelvo a
empezar.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Un hombre
está sentado en una habitación. Está solo. Es escritor. Quiere escribir un
cuento. Ha pasado mucho tiempo desde que escribió su último cuento y siente una
fuerte añoranza. Echa de menos la sensación de crear algo a partir de algo. Sí,
algo a partir de algo. Porque eso de crear algo de la nada es para cuando de
verdad se inventa algo. Y eso ni vale la pena ni es gran cosa. Mientras que
crear algo a partir de algo quiere decir saber descubrir algo que ya existía todo
el tiempo en ti y descubrirlo a través de algo que ha sucedido y que nunca
antes había pasado. Finalmente, el hombre decide escribir sobre la situación.
No sobre la situación política, ni tampoco sobre la situación social del país.
Decide escribir un cuento sobre la situación humana, o mejor dicho, sobre la
condición humana tal y como él la está experimentando en ese mismo momento.
Pero no se le ocurre nada. Porque la situación humana, tal y como él la está
viviendo en ese momento, según parece, no merece ningún cuento. Está a punto de
renunciar a la idea cuando de repente…<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Ya te lo
he advertido —me interrumpe el sueco—, nada de toquidos en la puerta.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Es que
tiene que ser así —me empeño yo—, sin que toquen la puerta no hay cuento.<o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif; font-size: small;">
</span><br />
<span style="font-family: "Verdana","sans-serif"; font-size: 11pt;"><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">—Déjalo
—dice el repartidor de pizza suavemente—. Dale un poco de libertad. Si quiere
que toquen la puerta, pues que la toquen. ¡Lo que sea, con tal de que nos
cuente un cuento de una vez!</span></span></span></span></span></span>
</span><span style="font-family: Times New Roman;"><span style="font-size: small;">
<o:p></o:p></span></span></span></div>
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-67909319111022280712013-02-18T19:09:00.001-06:002013-02-18T19:11:44.602-06:00"El ramo azul", Octavio Paz<a href="http://2.bp.blogspot.com/-hVAcUaMEIT8/USLPju9Pb-I/AAAAAAAADxE/m17_HYrZdD4/s1600/ramoazul.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://2.bp.blogspot.com/-hVAcUaMEIT8/USLPju9Pb-I/AAAAAAAADxE/m17_HYrZdD4/s200/ramoazul.png" width="149" /></a>Este periodo semestral inició el 4 de febrero, pero hoy fue el primer día de clases de este semestre (febrero-julio, 2013) porque los dos lunes anteriores fueron de asueto.
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nuestra primera lectura, después de conocernos un poco, fue el hermoso cuento "El ramo azul" de nuestro Premio Nobel mexicano, Octavio Paz. Leeremos los comentarios de los estudiantes.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
"El ramo azul"</div>
<div style="text-align: justify;">
Octavio Paz</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desperté, cubierto de sudor. Del piso de ladrillos rojos, recién regados, subía un vapor caliente. Una mariposa de alas grisáceas revoloteaba encandilada alrededor del foco amarillento. Salté de la hamaca y descalzo atravesé el cuarto, cuidando no pisar algún alacrán salido de su escondrijo a tomar el fresco. Me acerqué al ventanillo y aspiré el aire del campo. Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. Regresé al centro de la habitación, vacié el agua de la jarra en la palangana de peltre y humedecí la toalla. Me froté el torso y las piernas con el trapo empapado, me sequé un poco y, tras de cerciorarme que ningún bicho estaba escondido entre los pliegues de mi ropa, me vestí y calcé. Bajé saltando la escalera pintada de verde. En la puerta del mesón tropecé con el dueño, sujeto tuerto y reticente. Sentado en una sillita de tule, fumaba con el ojo entrecerrado. Con voz ronca me preguntó:
<br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Dónde va señor?
</div>
<div style="text-align: justify;">
-A dar una vuelta. Hace mucho calor.
</div>
<div style="text-align: justify;">
-Hum, todo está ya cerrado. Y no hay alumbrado aquí. Más le valiera quedarse.
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Alcé los hombros, musité “ahora vuelvo” y me metí en lo oscuro. Al principio no veía nada. Caminé a tientas por la calle empedrada. Encendí un cigarrillo. De pronto salió la luna de una nube negra, iluminando un muro blanco, desmoronado a trechos. Me detuve, ciego ante tanta blancura. Sopló un poco de viento. Respiré el aire de los tamarindos. Vibraba la noche, llena de hojas e insectos. Los grillos vivaqueaban entre las hierbas altas. Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. Mis actos, el serrucho del grillo, el parpadeo de la estrella, no eran sino pausas y sílabas, frases dispersas de aquel diálogo. ¿Cuál sería esa palabra de la cual yo era una sílaba? ¿Quién dice esa palabra y a quién se la dice? Tiré el cigarrillo sobre la banqueta. Al caer, describió una curva luminosa, arrojando breves chispas, como un cometa minúsculo.
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Caminé largo rato, despacio. Me sentía libre, seguro entre los labios que en ese momento me pronunciaban con tanta felicidad. La noche era un jardín de ojos. Al cruzar la calle, sentí que alguien se desprendía de una puerta. Me volví, pero no acerté a distinguir nada. Apreté el paso. Unos instantes percibí unos huaraches sobre las piedras calientes. No quise volverme, aunque sentía que la sombra se acercaba cada vez más. Intenté correr. No pude. Me detuve en seco, bruscamente. Antes de que pudiese defenderme, sentí la punta de un cuchillo en mi espalda y una voz dulce:
<br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
-No se mueva , señor, o se lo entierro.
<br />
Sin volver la cara pregunte:
<br />
-¿Qué quieres?
</div>
<div style="text-align: justify;">
-Sus ojos señor –contestó la voz suave, casi apenada.
</div>
<div style="text-align: justify;">
-¿Mis ojos? ¿Para qué te servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es mucho, pero es algo. Te daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme.</div>
<div style="text-align: justify;">
-No tenga miedo señor. No lo mataré. Nada más voy a sacarle los ojos.
<br />
-Pero, ¿para qué quieres mis ojos?
<br />
-Es un capricho de mi novia. Quiere un ramito de ojos azules y por aquí hay pocos que los tengan.
<br />
Mis ojos no te sirven. No son azules, sino amarillos.
<br />
-Ay, señor no quiera engañarme. Bien sé que los tiene azules.
<br />
-No se le sacan a un cristiano los ojos así. Te daré otra cosa.
</div>
<div style="text-align: justify;">
-No se haga el remilgoso, me dijo con dureza. Dé la vuelta.
<br />
Me volví. Era pequeño y frágil. El sombrero de palma le cubría medio rostro. Sostenía con el brazo derecho un machete de campo, que brillaba con la luz de la luna.<br />
-Alúmbrese la cara.
<br />
Encendí y me acerqué la llama al rostro. El resplandor me hizo entrecerrar los ojos. El apartó mis párpados con mano firme. No podía ver bien. Se alzó sobre las puntas de los pies y me contempló intensamente.
<br />
La llama me quemaba los dedos. La arrojé. Permaneció un instante silencioso.
<br />
-¿Ya te convenciste? No los tengo azules.<br />
-¡Ah, qué mañoso es usted! –respondió- A ver, encienda otra vez.
<br />
Froté otro fósforo y lo acerqué a mis ojos. Tirándome de la manga, me ordenó.
</div>
<div style="text-align: justify;">
-Arrodíllese.</div>
<div style="text-align: justify;">
Mi hinqué. Con una mano me cogió por los cabellos, echándome la cabeza hacia atrás. Se inclinó sobre mí, curioso y tenso, mientras el machete descendía lentamente hasta rozar mis párpados. Cerré los ojos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
-Ábralos bien –ordenó.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Abrí los ojos. La llamita me quemaba las pestañas. Me soltó de improviso.
</div>
<div style="text-align: justify;">
-Pues no son azules, señor. Dispense.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Y despareció. </div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Me acodé junto al muro, con la cabeza entre las manos. Luego me incorporé. A tropezones, cayendo y levantándome, corrí durante una hora por el pueblo desierto. Cuando llegué a la plaza, vi al dueño del mesón, sentado aún frente a la puerta.
</div>
<div style="text-align: justify;">
Entré sin decir palabra.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al día siguiente huí de aquel pueblo.
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://youtu.be/fq2YxnxhLAc" target="_blank">El cuento en video</a>.<br />
<br /></div>
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-26996903143091733172012-11-05T21:52:00.000-06:002013-02-10T08:15:09.036-06:00Lectura finalComo lectura final de este curso (agosto-diciembre de 2012) los estudiantes leen y comentan la novela <i>Perros héroes</i>, de Mario Bellatin.
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-6zvMWy-TZfI/UJiIygNM3bI/AAAAAAAADqw/a4537YJR2Jk/s1600/leer03.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="143" src="http://1.bp.blogspot.com/-6zvMWy-TZfI/UJiIygNM3bI/AAAAAAAADqw/a4537YJR2Jk/s400/leer03.png" width="400" /></a></div>
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-81965567928112872862012-10-29T20:00:00.000-06:002012-10-30T04:44:27.335-06:00Amélie<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-FZbwGwsmBn4/UI-u_bEmoaI/AAAAAAAADpk/5Vr_Ri1VI9w/s1600/dosM.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://1.bp.blogspot.com/-FZbwGwsmBn4/UI-u_bEmoaI/AAAAAAAADpk/5Vr_Ri1VI9w/s320/dosM.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<i>Me gusta ver la cara mirar hacia atrás en la oscuridad y ver la cara de los espectadores. También me gusta descubrir los detalles que nadie más ve. En cambio odio las viejas películas cuando el que conduce nunca mira a la carretera</i>.<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Am%C3%A9lie"><b><i>Amélie</i></b></a></div>
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-10858742021223589802012-10-22T20:08:00.002-05:002012-10-25T21:54:40.156-05:00El vino del estío, Bradbury<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-nI7zCcC_HUs/UIXtevh4d7I/AAAAAAAADn0/TGkv42yooSU/s1600/PeterSzunowski.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="189" src="http://2.bp.blogspot.com/-nI7zCcC_HUs/UIXtevh4d7I/AAAAAAAADn0/TGkv42yooSU/s320/PeterSzunowski.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Peter Szunowski</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Este lunes leímos un fragmento de la mágica novela <i>El vino del estío</i>, de Ray Bradbury (1920-2012).<br />
<br />
El verano de 1928, ese idílico estío que vive un niño de doce años, Douglas Spaulding, es el fondo que recorre esta deliciosa novela de la que su autor, cuando cumplió 91 años y supo que la adaptarían al cine, dijo:
<br />
<br />
<blockquote>
Este es el mejor regalo de cumpleaños que podía pedir. ¡Hoy he renacido! <em>El vino y el estío</em> es mi trabajo más personal y me trae recuerdos de la más profunda felicidad así como de terror. Es la historia de mí mismo cuando era un crío y la magia de un verano inolvidable que aún me posee con todo su misticismo.</blockquote>
Ojalá que pronto esté en todas las salas cinematográficas.
En 2006, Ray Bradbury publicó la continuación de <i>El vino del estío</i> y la tituló <i>Farewell summer (<i>El verano de la despedida</i>)</i>.
<br />
<br />
Leeremos los comentarios de los estudiantes.Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-20202526115371612092012-10-15T20:06:00.002-05:002012-12-19T08:10:22.358-06:00Impactos de la publicidad televisiva<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-gqalJjp35yU/UHytz6ssyzI/AAAAAAAADmg/KQto9T1rvEk/s1600/teve.png" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="181" src="http://2.bp.blogspot.com/-gqalJjp35yU/UHytz6ssyzI/AAAAAAAADmg/KQto9T1rvEk/s200/teve.png" width="200" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"La televisión es el espejo donde se<br />
refleja la derrota de todo<br />
nuestro sistema cultural", Fellini.</td></tr>
</tbody></table>
<div style="text-align: justify;">
Semiótica audiovisual (a través de determinados medios de comunicación).
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Los seres humanos nos comunicamos no solamente por los signos lingüísticos, es decir el lenguaje. También, por otros elementos culturales: La ropa, el vestido, el peinado, los gestos, los colores, las formas, las imágenes, todo lo que nos rodea. Nosotros y nuestro lenguaje, es un signo.
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy analizamos las letras y las imágenes, y otros elementos destacados, de videos de canciones populares. Hicimos énfasis en su expresión y contenido. Son canciones de telenovelas mexicanas, manifestaciones culturales que llegan al inconsciente colectivo. Telenovelas que, muchas veces, trascienden al extranjero y ofrecen una visión cultural del país.
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Los estudiantes responderán con espíritu crítico a las siguientes preguntas:
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Qué se denota a través de estas letras y estas imágenes realizadas para las telenovelas mexicanas?<br />
¿Qué se connota?
<br />
¿Cuál es el significado de los signos lingüísticos y visuales que percibimos?
<br />
¿Cómo se complementa la imagen con los textos o palabras que escuchamos a través de la canción a fin de que el sentido se comprenda?
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Las canciones de telenovelas, que narran toda una historia particular, son las siguientes:
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
1. <a href="http://www.youtube.com/watch?v=OqG9uDE4AhQ">La malquerida</a> (<i>Por ella soy Eva</i>)<br />
2. <a href="http://www.youtube.com/watch?v=8ey4cgB0hjE">El bombón asesino</a> (<i>Rebelde</i>) <br />
3. <a href="http://www.youtube.com/watch?v=N-K7hrMXJq8">La descarada</a> (<i>Rubí</i>) <br />
4. <a href="http://www.youtube.com/watch?v=Hj5MV02vOb0&feature=fvst">Dos mujeres y un camino</a> (del mismo nombre) <br />
5. <a href="http://www.youtube.com/watch?v=JU4eqtRuFEY">Esta hembra es mala</a> (<i>Teresa</i>).<br />
<br />
VIDEO: <a href="http://youtu.be/1teAJZE1ark" target="_blank">El cuerpo de las mujeres en los medios</a>.</div>
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-17076033249899641932012-10-08T19:41:00.000-05:002012-10-20T23:25:55.581-05:00Edgar Allan Poe<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-1JmYmwzvXCk/UHNwdvJ3nbI/AAAAAAAADlQ/eihNIrz4t6k/s1600/oval.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="http://3.bp.blogspot.com/-1JmYmwzvXCk/UHNwdvJ3nbI/AAAAAAAADlQ/eihNIrz4t6k/s200/oval.jpg" width="160" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Abigail Larson</td></tr>
</tbody></table>
“Cuando un loco parece completamente sensato es ya el momento, en efecto, de ponerle la camisa de fuerza”, Edgar Allan Poe.
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<br />
Hoy leímos y comentamos el poema de Edgar Allan Poe, <i>Annabel Lee</i>. También, dos de sus cuentos: "El retrato oval" y “El corazón delator”, publicado por primera vez en el periódico literario <i>The pioneer</i> en enero de 1843. Poe lo publicó más tarde en su periódico <i>The Broadway Journal</i> en su edición del 23 de agosto de 1845.
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<br />
El 7 de octubre se cumplen años de su fallecimiento, en 1849.
Los estudiantes nos ofrecerán su interpretación y puntos de vista sobre estas lecturas.
<br />
<br />
<a href="http://youtu.be/BuZMhbU5TPY"><i>Annabel Lee</i>, <b>canta Radio Futura</b></a>.
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<div style="text-align: justify;">
Agradecemos a María Soledad Zamora Mejía, una estudiante del grupo, que nos envía el poema de Poe, <i>Lenore</i>. De igual forma, <a href="http://elespejogotico.blogspot.mx/2012/01/lenore-edgar-allan-poe.html"><b>una explicación del mismo</b></a> más un video con una excelente <a href="http://www.youtube.com/watch?v=4aO4WKva-KA"><b>caricatura del poema</b></a> (el primero de una miniserie de varios capítulos) y un video con la <a href="http://www.youtube.com/watch?v=PkXGYNympx8&feature=share&list=PLB2AF0EC109D4D419"><b>explicación de la caricatura</b>.</a>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Soledad, nos comenta:
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“El personaje principal es la niña que en el poema se encuentra muerta, acompañada y acechada de varios seres que en ocasiones serían tétricos. Ella los observa como algo normal, mostrándonos que la muerte y lo que rodea estos oscuros temas no siempre son malos. Hay que observar el modo en que lo aborda la caricatura manchada de inocencia”.
<br />
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<a href="http://video.mx.msn.com/watch/video/edgar-allan-poe-sus-oscuros-secretos/10o9raj25"><b>En este video</b></a>, escuchamos las envidias y resentimientos que siguieron a este excelente escritor.</div>
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-45290016609103015382012-10-01T21:40:00.000-05:002012-10-01T21:40:54.104-05:00Cine de Woody Allen<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-C8_tgZAkQu4/UGpSDP51gyI/AAAAAAAADj4/Em6ndbwGcTQ/s1600/wa.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="177" src="http://3.bp.blogspot.com/-C8_tgZAkQu4/UGpSDP51gyI/AAAAAAAADj4/Em6ndbwGcTQ/s320/wa.png" width="320" /></a></div>
<br />
Vimos la excelente película de Woody Allen, <a href="http://www.midnightinparislapelicula.com/" target="_blank"><em><strong>Media noche en París</strong></em></a><em>.</em> Conoceremos la crítica de los estudiantes en unos días.Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-477931637081680142012-09-24T22:17:00.000-05:002012-09-24T22:17:33.251-05:00Dos cuentos de Cecilia Eudave<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-iKXF5qh97Es/UGEha5oSrQI/AAAAAAAADjA/8yhP4UteW00/s1600/registroCE.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="155" src="http://1.bp.blogspot.com/-iKXF5qh97Es/UGEha5oSrQI/AAAAAAAADjA/8yhP4UteW00/s200/registroCE.jpg" width="105" /></a></div>
Hoy leímos dos cuentos del libro <i>Registro de imposibles</i> de Cecilia Eudave, “El oculista” y “Lecciones de piano”. Los comentamos en clase y fueron muy inteligentes y amenas las interpretaciones que se manifestaron. <br />
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Los estudiantes nos ofrecerán su interpretación y puntos de vista sobre los relatos y presentarán notas sobre la escritora mexicana.Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-33445513381684008942012-09-17T19:27:00.010-05:002012-10-08T19:49:08.139-05:00Envidia<div align="justify">
A pesar de la fuerte lluvia, llegaron varios estudiantes a la clase. Una joven llegó empapada, escurría agua por todos lados. Esperamos que no se enferme.<br />
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Hoy nos adentramos al discurso periodístico. De inicio, a través de un cartel comentamos las <em><strong><a href="http://vimeo.com/27593873">10 estrategias de manipulación mediática</a></strong></em> de Noam Chomsky. Los estudiantes ofrecieron su opinión sobre lo que sucede en los medios y la conciencia que se necesita para percibir estas estrategias, usar el espíritu crítico. Fue muy interesante.<br />
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Pasamos a la lectura de un artículo de Diana Cohen Agrest, publicado el 9 de enero de 2010 en en el Suplemento <em>ADN Cultura</em>, se titula <em>Envidia</em>. En unos días leeremos los puntos de vista y opiniones de los estudiantes sobre el texto:
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<em><strong>Envidia</strong></em><br />
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<div style="text-align: justify;">
"Tengo envidia de tu sombra / porque está cerca de ti./ Y mira si es grande mi amor, / que cuando digo tu nombre / tengo envidia de mi voz", cantaba lastimosamente José Feliciano. Pero el poder de la envidia trasciende la ilusión romántica. La de Blancanieves, sin ir más lejos, más que una historia de amor, es un relato de venganza, traición y envidia. Y ni hablar de Cenicienta, cercada por mujeres tan carcomidas por la envidia que imponen un obstáculo tras otro en aras de impedir que la de los pies pequeños concurra al baile en el palacio. Y aun si el envenenamiento del genial Mozart por Salieri fuera fantasía pura, la envidia del italiano no es sino una reacción natural a la lotería de la vida: haber nacido en el momento y en el lugar equivocado, dotado con un talento enorme opacado por la genialidad indiscutible de un rival.<br />
<br />
Retratada como destructiva, inhibitoria, inútil y dolorosa, la envidia es condenada como uno de los siete pecados capitales. Nadie duda del papel siniestro y abismal de la envidia en la existencia humana. Porque se la suele acusar de irracional, imprudente, viciosa, equivocada. Porque se la considera innata y arrasadora, y se la oculta tras las máscaras de la crítica amarga, la sátira, la injuria, la calumnia, la insinuación pérfida, la compasión fingida y hasta la adulación servil. Y porque se recae en ella, una y otra vez.<br />
<br />
Definida como la aflicción vivida por un sujeto cuando siente que no posee algo que su rival sí posee, a propósito de ella Ivonne Bordelois nos enseña en Etimología de las pasiones que in-vidia (de <em>video</em>, <em>vedere</em>, de donde proviene el verbo ver) significa "la mirada penetrante y agresiva de un ojo que, movido por alguna forma de animosidad, antipatía, odio o rivalidad, se hinca enconadamente en el de su enemigo para perforarlo y destruirlo".<br />
<br />
Tan compleja de representar en las artes plásticas como fáciles lo son la tristeza, la alegría o el temor, es casi imposible retratar a un personaje con una maestría tan excelsa que, con sólo observar el retrato, se logre percibir en ese rostro al envidioso. Tal vez porque el envidioso no se alimenta de las diferencias reales sino de lo que le devuelve su percepción subjetiva, en tanto y en cuanto sólo ve lo que confirma su envidia.<br />
<br />
Pese a su fuerza corrosiva (o tal vez explicable, precisamente, por ella), es la última de las emociones que cualquiera admitiría no sólo ante los demás sino incluso ante sí mismo. El tabú que desalienta toda declaración abierta de envidia es universal, pues se está dispuesto a admitir cualquier otro defecto antes que a reconocer que se es envidioso. Y aun cuando uno es capaz de conceder "envidio tus triunfos" o "envidio tu auto", parecería que sólo nos permitimos confesar esa debilidad cuando las circunstancias y el vínculo con el envidiado, al menos en la versión oficial, excluye la posibilidad de una envidia genuina, destructiva.<br />
<br />
<strong>Genealogía</strong><br />
<br />
¿Cuáles son las condiciones que favorecen la aparición de la envidia?<br />
<br />
Ya decía Aristóteles en <em>Retórica</em> que se envidia a un semejante, "el alfarero al alfarero". Porque es posible envidiar a un rival con el que se está en condiciones de competir, no a alguien tan inferior o tan superior que dicha asimetría vuelva imposible establecer una comparación. Y según reza el proverbio, "reina entre vecinos": el envidioso piensa que si su vecino se quiebra una pierna, él va a ser capaz de caminar mejor. En el plano discursivo, la envidia puede expresarse elogiando lo que es malo o, alternativamente, guardando silencio frente a lo bueno, porque todo aquel que elogia a otro, en su propio campo o en uno lindante, en principio se priva a sí mismo de dicho elogio (una de las razones por las cuales se acostumbra agradecer a los jurados de un concurso en el que, por su propia función, son excluidos de la nominación). Como en un sube y baja, todo elogio se pronuncia al costo de la propia reputación.<br />
<br />
Por añadidura, el sentimiento de inferioridad es un factor esencial. El envidioso debe ser capaz de imaginarse la posibilidad de poseer el atributo deseado. Pero debe creer al mismo tiempo que ese atributo deseado está más allá de su poder y que jamás podrá ser alcanzado. Ese dispositivo imaginario se condensa mejor en un "podría haber sido mío" que en un "será mío", ya que lo deseado se encuentra próximo en la imaginación pero inalcanzable como predicción. El teórico social noruego Jon Elster sugiere que una princesa puede envidiar a una reina y las estrellas de cine a otras estrellas, pero la mayoría de los mortales no envidia ni a una ni a otras (o a lo sumo, las envidia débilmente).<br />
<br />
La envidia, por otra parte, es una emoción que opera como en el tiro al blanco: sin un objetivo, sin una víctima, no se siente envidia. Su contrapartida puede ser la soledad del envidioso, quien no desea ser reconocido en su bajeza por el envidiado. Y hasta cualquier demostración de afecto o de amistad que éste pueda profesarle, a la espera de cierta reciprocidad y reconocimiento, puede resultar contraproducente: cuanto mayor es el afecto que se demuestra hacia el envidioso, mayor es su envidia.<br />
Puesto que se carece de parámetros objetivos, no sociales, en el cálculo del propio valor se tiende a tomar a los otros como estándares. Cuanto más decepcionante es nuestro desempeño respecto del de nuestros pares, más disminuye la autoestima. En particular, cuando las comparaciones sociales no nos favorecen, se suele construir una imagen de sí en forma sesgada al servicio de la autoestima. Mediante este salto tramposo, se explica en parte cómo el dolor odioso de una comparación de la que se sale desfavorecido puede ser metamorfoseado en una emoción más soportable para la imagen de sí.<br />
<br />
Tan unívoco es el mandato de ocultar(se) la envidia que suele ser reemplazada o transmutada en otras emociones. Con su talento para disfrazarse, la envidia tiene hermanastros tan tormentosos como ella misma: los celos, el resentimiento y la indignación.<br />
<br />
<strong>Malditos celos</strong><br />
<br />
La envidia y los celos tienen en común que una y otros suponen algo que le importa mucho a quien envidia o siente celos. Pero mientras que en la envidia se desea lo que no se posee (deseo de obtener o de lograr algo), en cambio en los celos se manifiesta un temor de perder lo poseído (¿acaso Serrat no cantaba "no hay nada más dulce que lo que nunca he tenido, / nada más amargo, que lo que perdí"?).<br />
<br />
Las diferencias no terminan allí: la envidia es una relación en la cual el envidioso codicia algo presuntamente poseído o logrado por el envidiado, cuando en verdad la preocupación del envidioso es que sea el otro el poseedor de algo material o no que él no tiene. Los celos, en cambio, conforman una relación triádica que involucran al celoso, al rival y al ser amado ("Las estrellas, celosas, nos mirarán pasar", poetizaban Le Pera y Gardel). El motivo de preocupación del celoso no es el rival sino el amado, aquel cuyo amor (o afecto, o alta estima) se teme perder en la medida en que un rival (las más de las veces, imaginario) puede poner en peligro la relación privilegiada y exclusiva que el amante mantiene con el amado. La imaginación es tan esencial a los celos que Proust la compara con un historiador sin documentos, pues los elementos probatorios son exigidos recién una vez que se comprende haber caído en un error (piénsese si no en <em>Otelo</em>, que comprende tardíamente, ante el cadáver de la fiel Desdémona, la trampa que le ha tendido un Yago ahogado en la envidia).<br />
<br />
Aunque no es un axioma. Tanto se juegan los mecanismos imaginarios del yo que la pérdida es menos humillante si se es abandonado por un rival percibido como superior o por quien parece merecer más esa relación: cuando Camilla abandonó a su marido, el señor Parker Bowles tal vez habrá sentido que, al fin y al cabo, no era tan humillante ser desplazado por el príncipe de Gales -sin entrar a discutir los (controvertidos) méritos de Carlos- como por un jefe de oficina pedestre. Y como prueba del papel de la autoestima, en ausencia incluso de todo glamour, se señala la asimetría subjetiva sentida cuando se es abandonado por otro y cuando se es abandonado sin la sospecha de un tercero, cuando el adiós se vive con dolor pero sin celos.</div>
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<a href="http://4.bp.blogspot.com/-TCW2hlKLnIo/UFfvgHeSkGI/AAAAAAAADho/r2cd-MYV2_E/s1600/envidia.jpg"><img alt="Envidia, de Hendrick Goltzius" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5789359181049008226" src="http://4.bp.blogspot.com/-TCW2hlKLnIo/UFfvgHeSkGI/AAAAAAAADho/r2cd-MYV2_E/s400/envidia.jpg" style="cursor: pointer; float: left; height: 299px; margin: 0px 10px 10px 0px; width: 219px;" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
El filósofo Georg Simmel distinguió un fenómeno intermedio entre la envidia y los celos: el deseo envidioso de poseer algo o a alguien, no porque sea especialmente deseable para el sujeto, sino porque es de otros; reacción emocional que puede expresarse de dos formas que reniegan, una y otra, de lo deseado: una es renunciar al objeto ("ya no me importa"). La otra forma es la indiferencia (la célebre fábula de la zorra y las uvas) o hasta una aversión al objeto ("lo odio"). Y en una u otra de sus formas, sentir horror ante el mero pensamiento de que otro pueda poseerlo ("prefiero verlo destruido antes que otro lo posea"). Simmel advertía que quien se siente abismado en un deseo envidioso puede no desear poseer el logro codiciado, y en caso de que pudiese llegar a poseerlo, ni siquiera podría disfrutarlo, pero no soporta que otro lo disfrute. Envidia el yate de uno aunque sufra de mareos y la avioneta de otro aunque sienta vértigo.<br />
<br />
El envidioso no tiene un interés genuino en que algo valioso en poder de otra persona le sea transferido a él, aun cuando querría ver al envidiado robado, desposeído, humillado o lastimado. Si lo que envidia es el prestigio, el talento o la belleza, puede cobijar el deseo de que el envidiado pierda ese prestigio, ese talento o esa belleza, a sabiendas de que lo perdido no será de nadie. En contrapartida, dado que el envidioso sobrevalora y hasta idealiza lo envidiado, enfrentado a un disvalor o a algo que le resulta indiferente, no poseerlo no erosiona su autoestima. Más aún, si otro se destaca en una habilidad o posee un objeto escasamente valorado por el envidioso, hasta puede provocar un sentimiento opuesto a la envidia: si un amigo es campeón de truco o en el juego de tejos, puedo sentirme orgullosa de él. E incluso voy a mirar con simpatía su colección de caracoles.<br />
<br />
<strong>Cautivos del resentimiento</strong><br />
<br />
Prosiguiendo la línea trazada por Simmel, Melanie Klein observa en <em>Envidia y gratitud</em> que el envidioso persigue destruir a su víctima en su capacidad creadora y de goce, pues no puede soportar que un otro posea algo y él no lo posea. Intenta, entonces, denigrar y hasta destruir al otro para autoafirmarse en su narcisismo.<br />
<br />
El resentimiento posee otra naturaleza. En las esclarecedoras páginas de <em>Resentimiento y remordimiento</em>, es caracterizado por el psicoanalista y escritor Luis Kancyper como "el amargo y enraizado recuerdo de una injuria particular", una suerte de rencor del cual nace el deseo de venganza. A diferencia de la envidia, que procura destruir al objeto, "el impulso resentido no persigue destruir al objeto sino castigarlo", nutriéndose del deseo de recuperar una realidad imposible en la ilusión de un tiempo circular. Pero como no puede destruir al objeto, lo tiene que preservar y controlar para poder continuar vengándose de una herida narcisista y de traumas injustamente padecidos de los que intenta vengarse.<br />
<br />
"Después... ¿qué importa el después? / Toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado, / eterna y vieja juventud que me ha dejado acobardado / como un pájaro sin luz", revelaba Homero Expósito, con belleza impar, una de las facetas más demoledoras de la condición humana. El peligro es que si el sujeto se queda detenido con su resentimiento a cuestas, el tiempo de ese pasado vivido como injusto anega las tres dimensiones del tiempo: el presente permanece obturado por la memoria del rencor (cerrándolo con sus frustraciones resignificadas y reactivadas una y otra vez) y el futuro obliterado, obstruido, por la pasión de la venganza.<br />
<br />
<strong>¿La indignación dignifica?</strong><br />
<br />
Con el fin de poder ser aceptada por los demás y por nosotros mismos, la envidia suele mutar en otras figuras más decorosas. Puede, entre otras, metamorfosearse en indignación. Pero conviene distinguirlas: cuando la superioridad de un rival, medida según estándares objetivos, es dolorosa pero se reconoce como justa, la envidia suele enmascararse tras la retórica de la reivindicación ante una injusticia. En contraste, toda vez que sentimos que, objetivamente, nuestra desventaja es tan inmerecida como injusta la ventaja del rival, no provocará envidia sino indignación. En otras palabras, una vez que los sentimientos hostiles son legitimados, la envidia residual se transmuta en indignación, sentimiento más apropiado y aceptable para el yo privado y público. Si mi rendimiento laboral es claramente superior al de mi compañera y pese a todo, la ascienden a ella porque es la favorita del jefe, la envidia por su ascenso se trastocará en indignación. Y de allí a la autocompasión media un solo paso, ya que apiadarse de uno mismo puede ser un remedio eficaz a la hora de eliminar toda comparación envidiosa que amenace la autoestima.<br />
<br />
<strong>Metamorfosis</strong><br />
<br />
Si nos sentimos inferiores por una comparación poco ventajosa, ¿por qué no terminar por rendirnos a esta realidad? ¿Por qué no sentirnos felices por la superioridad del otro y, tomándolo como modelo, inspirarnos en él? Ese pasaje se prefigura en el lenguaje. Bordelois observa que el prefijo <em>in</em>- de in-vidia es ambivalente, pues puede significar tanto hostilidad como también "encerrar un secreto homenaje: en el fondo, la envidia es la mensajera nocturna de la admiración". Incluso Kierkegaard, quien consideraba la estupidez y la envidia como las dos grandes fuerzas de la sociedad, observó que "la envidia es admiración oculta. Un admirador que siente que la devoción no lo puede hacer feliz elegirá transformarse en un envidioso de lo que admira".<br />
<br />
El envidioso es impulsado por una inferioridad presuntamente inmerecida, escudado en que esa situación subalterna no refleja su verdadero valor. Pero una vez que el objeto de la envidia es percibido claramente como superior al envidioso, ese mecanismo de defensa ya no funciona y, una vez eclipsada la hostilidad, la envidia puede ceder su lugar a la admiración. La diferencia entre una y otra es la que hay entre los antagonistas en una competencia (Federer <em>versus</em> Nadal) y los espectadores desinteresados que contemplan el torneo, capaces de admirar a los antagonistas sin envidia.<br />
<br />
Otra de sus metamorfosis se produce cuando la envidia, devenida primero admiración, logra transmutarse en emulación -el deseo de evitar e incluso superar las acciones ajenas-. Por tortuoso que fuera el camino, el sujeto alcanza una emoción al servicio del yo pues, quien busca hacer lo que otro hizo, ya no vive cautivo de su odio. Y si bien la emulación requiere un rival, un competidor, éste no tiene que ser visto como un enemigo, y hasta puede tratarse de un amigo cuyo ejemplo estimula el talento propio.<br />
<br />
Pero cuando los sentimientos de admiración y emulación fracasan, la envidia se metamorfosea en vergüenza. Mientras que la primera se bifurca entre el yo y el sujeto envidiado, la vergüenza nace en un yo defectuoso que concentra su atención en sí mismo, sin la presencia necesaria de una comparación subjetiva desfavorecedora. En particular, la vergüenza emana de tres fuentes: la vergüenza de sentir envidia y su sentido de inferioridad concomitante, la vergüenza de darse cuenta de que uno es culpable de su propia inferioridad y la vergüenza de sentir vergüenza. Nos resistimos a admitir su existencia porque socialmente es censurada y porque reconocer la propia envidia significa admitir, a fin de cuentas, nuestra condición paupérrima.<br />
<br />
Así como la admiración y la emulación constituyen una salida socialmente aceptable a la envidia, y la vergüenza supone una dosis de sinceramiento, en el otro extremo del espectro moral se descubre un sentimiento tan abyecto que ni siquiera, en nuestro idioma, contamos con un término para designarlo. <em>Schadenfreude</em> es una palabra del idioma alemán que designa el sentimiento oculto de regocijo ante el sufrimiento o la infelicidad de otro.<br />
<br />
<strong>Políticamente correctos</strong><br />
<br />
La antigua, rastrera e inequívoca palabra "envidia", que designa un proceso secreto y silencioso no siempre verificable, suele ocultarse tras la fachada más decorosa y políticamente correcta del "conflicto", conducta abierta y práctica socialmente aceptada. ¿Cuál es la diferencia que desautoriza a una y legitima al otro? Mientras que toda vez que aludo a la envidia debo aceptar que uno de los contrincantes es consciente de su inferioridad frente al otro, en cambio, cuando me dirijo a dos o más personas o grupos en conflicto, no necesito determinar quién es inferior.<br />
<br />
Quizá fue la predilección de los sociólogos por los fenómenos observables la que condujo a la sustitución de la envidia por el concepto de "conflicto", empobreciendo numerosos aspectos de las relaciones sociales y humanas explicables en términos de envidia -una emoción muy primaria- pero no de conflicto. Se ha dicho, no obstante, que la sociología de la envidia pasa por alto que, entre el envidioso y el envidiado, no tiene por qué haber conflicto: lo irritante para el envidioso y lo que aumenta su envidia es su incapacidad para provocar un conflicto abierto con el objeto de su envidia.<br />
<br />
<strong>Furia inmortal</strong><br />
<br />
Para distinguir la envidia justificable de la que no lo es, se distinguió entre la envidia a secas y la envidia "sana". Yo puedo envidiar sanamente el talento musical de una amiga, y ni remotamente deseo que pierda ese talento. Y en muchos otros casos de envidia "sana", las acciones del sujeto se dirigen a asegurar lo deseado para sí mismo, más que a minar al rival. Esas actitudes probarían la posibilidad de sentir una envidia exenta de connotaciones negativas.<br />
<br />
A fin de cuentas, si nos detenemos en sus aspectos más benévolos, podemos tender sobre todas estas emociones indignas un manto de piedad: los celos son un mecanismo afectivo para preservar relaciones excepcionales y la indignación restablece momentáneamente la imagen del yo. Una envidia moderada ofrece una salida a la depresión, una ocasión para crecer y cierta esperanza en superar los obstáculos. Y hasta la envidia destructiva puede ser metamorfoseada en una competencia honorable y constructiva. No sólo eso: se ha dicho que la envidia conduce, en el espacio macrosocial, a un reclamo de justicia, a un igual tratamiento para todos: si uno no puede ser el favorito, nadie lo será. Un club de fans, por poner un ejemplo elemental, expresaría una acción común basada en que nadie puede tener al ídolo. Y hasta la solidaridad en la que se renuncia a un bien para que pueda ser compartido con otros ha sido vista como el efecto de una mutación forzada de la hostilidad original.<br />
<br />
Por su historial deplorable, la envidia es una de las emociones más silenciadas de la condición humana. Y si se la desea analizar en su abismal profundidad, como se examina, en una suerte de vivisección existencial, un órgano con un escalpelo, se descubre que cuanto más oculta, más fascinante. El novelista Laurence Sterne ironizó cáusticamente que "la muerte cierra tras de sí la puerta de la envidia y abre la de la fama". Y mucho antes Aristóteles había sentenciado, a modo de consuelo escatológico, que los muertos ya no son nuestros rivales. Hasta solemos consagrarles todos los honores escatimados en vida mientras silenciamos sus vicios y miserias. Pero nada de lo pavoroso parece ajeno a lo humano. ¿Acaso la envidia de los muertos, rondando como espectros, no puede continuar acechando el reino de los vivos, perseguidos en la intimidad de su conciencia por esa furia inmortal que triunfa sobre el tiempo y la finitud?</div>
</div>
Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-59249891120444119602012-09-10T20:23:00.012-05:002012-09-18T07:47:36.329-05:00Escritura visual<div align="center">“La creatividad es la inteligencia divirtiéndose”, Einstein.</div><br />La creación de los carteles y la exposición de los temas por cada uno de los estudiantes, fue excelente. Presentación:<br /><br /><center><img style="width: 0px; height: 0px; visibility: hidden;" border="0" src="http://c.gigcount.com/wildfire/IMP/CXNID=2000002.0NXC/bT*xJmx*PTEzNDc2ODU5NTc2MTkmcHQ9MTM*NzY4NTk3MDM5OCZwPTIyMTYzMSZkPSZnPTImbz1mZDFiNTVlYjczNGY*NTExOTk4/MWI3M2YxYWVmMjQxOCZvZj*w.gif" width="0" height="0" /><object id="GlogPresentation1" name="GlogPresentation1" data="http://edu.glogster.com/flash/GlogPresentation1.swf" width="415" type="application/x-shockwave-flash" height="350"><img title="You need Flash plugin" alt="You need Flash plugin" src="http://edu.glogster.com/css/noflash/glogster-no-flash-plugin.jpg" /><param name="movie" value="http://edu.glogster.com/flash/GlogPresentation1.swf"><param name="quality" value="high"><param name="menu" value="false"><param name="allowscriptaccess" value="always"><param name="flashvars" value="server_url=http://edu.glogster.com/connector/&bgcolor=0xffffff&group_id=11630838wgap=w1&gurl=http://edu.glogster.com/connector/"></object></center><br /><br />Participaron:<br /><br />José Casas Chávez, María Inés Mariano, Yesenia Rocha Delgado, Edgar Levit Ruiz Sánchez, Oscar Eduardo Sambrano, Luz Vania Soto Alemán, José Gonzalo Torres,<br />y María Soledad Zamora Mejía.<br /><br />Leímos, también, el cuento de Horacio Quiroga, "<strong><a href="http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/quiroga/almohado.htm">El almohadón de plumas</a></strong>". Los estudiantes nos ofrecen en <em>comentarios</em>, su interpretación y puntos de vista sobre este relato y presentan notas sobre el escritor uruguayo.<br />Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-72522226444642662842012-09-03T08:37:00.013-05:002012-09-16T08:02:46.842-05:00Dos cuentos de Cortázar<p align="center"><p align="center"><span style="font-size:85%;">"En realidad las cosas verdaderamente difíciles son todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento", Cortázar.</span><br /><br /></p><a href="http://3.bp.blogspot.com/-fXXuI1pQ0KE/UES4QvGq0RI/AAAAAAAADbE/uHAb8QDE6r0/s1600/plano.png"><img style="margin: 0px auto 10px; width: 320px; height: 196px; text-align: center; display: block; cursor: pointer;" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5783950419112415506" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/-fXXuI1pQ0KE/UES4QvGq0RI/AAAAAAAADbE/uHAb8QDE6r0/s320/plano.png" /><p align="center"></p></a><p align="center"> <span style="font-size:85%;">Plano de la casa tomada (picar en la imagen para verla más grande).</span></p><p align="center"> <br />Hoy leímos dos cuentos de Julio Cortázar, “Continuidad de los parques” y “Casa tomada”. Los estudiantes nos ofrecen su interpretación y puntos de vista sobre los relatos y presentan notas sobre el escritor argentino. Los textos:<br /><br />"<a href="http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cortazar/continui.htm"><strong>Continuidad de los parques</strong></a>" y "<a href="http://www.literatura.us/cortazar/tomada.html"><strong>Casa tomada</strong></a>".<a href="http://habia-otra-vez.blogspot.mx/2009/06/casa-tomada-julio-cortazar.html"></a> <br /><br /><a href="http://3.bp.blogspot.com/-MhKY4f41Db4/UEbKz7vn4qI/AAAAAAAADdE/RqalEkl_RK8/s1600/AlejandraKarageorgiu.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 245px; height: 193px;" src="http://3.bp.blogspot.com/-MhKY4f41Db4/UEbKz7vn4qI/AAAAAAAADdE/RqalEkl_RK8/s400/AlejandraKarageorgiu.jpg" border="0" alt="Alejandra Karageorgiu"id="BLOGGER_PHOTO_ID_5784533764963558050" /></a><br /><a href="http://youtu.be/tWP5oaNtJzU">"Casa tomada": Video, el cuento es narrado por el escritor</a><br /><a href="http://youtu.be/vpY7c5z8diQ">"Continuidad de los parques", Video, el cuento es narrado por el escritor.</a></p><a href="http://habia-otra-vez.blogspot.mx/2009/06/casa-tomada-julio-cortazar.html">Plano</a>.<br />Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-53332202409403290332012-08-27T19:47:00.014-05:002012-09-10T20:14:17.278-05:00Mitología griega<div align="justify">Uno de los estudiantes comentó que le gustaría que leyéramos sobre mitología griega, así que lo hemos complacido. Es una trama estimulante que reforzaremos con la vista de videos sobre la materia. Por último, los estudiantes realizarán su cartel digital (escritura visual) donde expondrán su visión del tema y lo compartirán con todos. La <a href="http://magdadiaz.edu.glogster.com/mitologia-griega/">exposición de carteles</a> de los estudiantes será el 10 de septiembre.<br /><br />Mircea Eliade, en <em>Mito y realidad</em>, dice:<br /><br /><blockquote>Sería difícil encontrar una definición de mito que fuera aceptada por todos los eruditos y que al mismo tiempo fuera accesible a los no especialistas. Por lo demás, ¿acaso es posible encontrar una definición <em>única</em> capaz de abarcar todos los tipos y funciones de los mitos en todas las sociedades arcaicas tradicionales? El mito es una realidad cultural extremadamente compleja, que puede abordarse e interpretarse en perspectivas múltiples y complementarias.<br /><br />Personalmente, la definición que me parece menos imperfecta, por ser la más amplia, es la siguiente: el mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los "comienzos". Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, con comportamiento humano, una institución. Es, pues, siempre el relato de una "creación": se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a <em>ser</em><br /><br />El mito no habla de lo que ha sucedido <em>realmente</em>, de lo que se ha manifestado plenamente. Los personajes de los mitos son Seres Sobrenaturales. Se les conoce sobre todo por lo que han hecho en el tiempo prestigioso de los "comienzos". Los mitos revelan, pues, la actividad creadora y desvelan la sacralidad (o simplemente la "sobre-naturalidad") de sus obras. En suma, los mitos describen diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado (o de lo "sobrenatural") en el mundo. Es esta irrupción de lo sagrado la que <em>fundamenta</em> realmente el mundo y la que le hace tal como es hoy en día. Más aún: el hombre es lo que le es hoy, un ser mortal, sexuado y cultural, a consecuencia de las intervenciones de los seres sobrenaturales.<br /><br />El mito, hay que subrayar, se considera como una historia sagrada y, por lo tanto, una "historia verdadera", puesto que se refiere siempre a realidades. El mito cosmogónico es "verdadero" porque la existencia del mundo está ahí para probarlo; el mito del origen de la muerte es igualmente verdadero, puesto que la mortalidad del hombre lo prueba, y así sucesivamente.</blockquote> Nuestra lectura de hoy fue sobre: <a href="http://www.allabouthistory.org/spanish/dioses-griegos.htm"><strong>Dioses griegos</strong></a>.</div>Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-70034031027522749742012-08-20T22:46:00.016-05:002012-09-05T22:59:45.985-05:00Dos ensayos<div align="center"><span style="font-size:85%;">"Querría que todos leyeran, no para que se conviertan en literatos o poetas, sino para que ya nadie sea esclavo" (Gianni Rodari, escritor y pedagogo italiano, 1920-1980).</span><br /><br />También se llevó a cabo la lectura y comentarios de los siguientes ensayos. Los estudiantes ofrecen aquí sus ideas y puntos de vista al respecto.<br /><br />1. <em><a href="http://www.scribd.com/doc/37061276/Enrique-Serna-El-naco-en-el-pais-de-las-castas"><strong>El naco en el país de las castas</strong></a></em>, de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Serna">Enrique Serna</a>.<br /><br />2. <em>El pintor de la vida privada</em>, de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Agust%C3%ADn_Cadena"><strong>Agustín Cadena</strong></a></div><br /><p align="justify"><br />El pintor de la vida privada <br />Agustín Cadena<br /><br />¿Quién hay que, teniendo un sentido novelesco de la vida, no sea chismoso?<br /><br />Ejercicio lúdico de las potencias de la imaginación y el discurso, el chisme es el más humilde de los géneros narrativos, puesto que no aspira a la trascendencia —siempre azarosa— del papel escrito; florece en la evanescencia de la palabra y se alimenta con la brevedad de la vida. El chisme es una especie de disciplina zen: se basa en una negación del propio yo, que se vuelve transparente y deja de ser un fin para convertirse en medio de circulación de lo real: a través de él, la vida de unos se incorpora al material imaginativo de otros. Así que el chismoso cultiva la virtud de la humildad: se olvida de sí mismo para hablar de su prójimo.<br /><br />Gracias a él, la absurda existencia humana adquiere coherencia narrativa, y las nociones de Justicia Universal, castigo divino, destino, karma y error trágico, cobran un sentido pleno. Ciertamente, es un novelista nato; como tal, tiene un fino sentido del claroscuro. En su versión de las cosas, el malo es más malo; el tonto, más tonto; la fea, más fea. Es un experto en construcción de personajes.<br /><br />El chismoso es el cronista de las élites; andar en boca suya es ya una rúbrica de pertenencia al petit comité: hemos hecho algo digno. Ser nombrados por él es aparecer en las páginas de sociales de un diario verbal.<br /><br />El chisme es también uno de los géneros dramáticos. El buen chismoso es siempre un buen histrión; no sólo refiere situaciones: las recrea. Hace gestos, remeda, altera la voz; gracias a las caracterizaciones que hace de su prójimo, muchos seres opacos adquieren personalidad; incontables hechos anodinos se convierten en anécdotas memorables.<br /><br /><a href="http://s20.photobucket.com/albums/b234/apostillas/monos/?action=view&current=blah.gif" target="_blank"><img src="http://i20.photobucket.com/albums/b234/apostillas/monos/blah.gif" border="0" alt="Chismoso"></a> El chismoso es un optimista irreductible; aguanta desengaño tras desengaño sin perder la fe en la discreción de los otros y en su palabra (“pero prométeme que no le vas a decir a nadie”). Y los otros le fallan, lo traicionan, lo meten en problemas. Pero él sigue adelante, invencible, oponiendo la aristocracia espiritual del esteta a las vilezas del estado llano. ¿Acaso Miguel Ángel dejó de pintar sólo porque alguna vez tuvo un problema? Además de constante, el chismoso es noble de corazón: siempre vuelve a contarnos cosas aunque le hayamos demostrado que no merecemos su confianza.<br /><br />Es un memorioso: a base de práctica y disciplina, su sensibilidad para los detalles lo convierte en una cámara de cine. Recuerda colores, tamaños, aromas, giros coloquiales. Por eso, en su fantasía favorita, el chismoso tiene un cuerpo ocelado. Sus santos patronos son Argos y Funes.<br /><br />Ahora bien, hay buenos chismosos y hay quienes cuentan los chismes con las patas. Al buen chismoso se le cata en los preliminares. Hay una gran diferencia de estilo, pasión expresiva y sutileza entre el escandaloso “De qué creen que me acabo de enterar...” de algunas urracas, y el elegante “Por cierto, tengo entendido que...”. Entre estos dos extremos se ubica una amplia gama de aprendices, oficiales y maestros de todos los niveles. Y todos se delatan ya en los preliminares. Los preliminares desenmascaran al cobarde: “No le vayas a decir que yo te dije”; al que es como el conejo: misterioso y “tengo algo que contarte, pero no te lo voy a decir hasta que salgamos”; al que se pretende seductor como la serpiente del Paraíso: “¿Te gussstaría ssssaber...?”; al borracho que utiliza la inspiración chísmica para agarrar acompañante: “Vamos a tomarnos una mientras te cuento...” En fin, estos son, digamos, los que ya tienen su fórmula. Hay otros con menos sentido de lo ritual, que adaptan sus preliminares al interlocutor o al objetivo último de su chisme. Éstos suelen ser menos creativos; entre ellos se hallan el oportunista que espera obtener ventajas de sus chismes; el higadito que nos cuenta las cosas por nuestro propio bien; el vulgar intrigante que ha convertido a las musas del chisme en lacayas de la Discordia; el inocentón a quien los demás utilizan de correo porque ya saben cómo es de chismoso.<br /><br />Si el lector de estas notas es de los que saben apreciar y andan en busca de un buen chisme, lo que se dice un chisme de tres oídos (aquellos tan buenos que uno quisiera tener tres oídos para no perderse un detalle), le sugiero llenar este cuestionario cada vez que reciba una visita. El texto fue diseñado originalmente para evaluar el talento de vecinos y amigos, pero también puede usted utilizarlo a fin de abrir el camino hacia el perfeccionamiento de sus habilidades.<br /><br />Nombre del chismoso____________________________________<br />Asunto que le trajo_______________________________________<br />Fecha_________________________________________________<br />Fase de la luna (1) _________________________________________<br /><br />a) Preliminares. Si supo despertar nuestro interés, crear expectación en el sentido de lo que iba a decir y luego, justo en el momento oportuno, dio inicio al relato, póngale 10 puntos.<br /><br />b) Competencia narrativa. Si tuvo buen nivel de organización interna y supo ligar los acontecimientos de modo que la línea de tensión fuese en aumento hasta llegar al clímax, dele otros 10 puntos.<br /><br />c) Competencia histriónica. Si supo darle vida a su relato y comunicarnos, a través de gestos y de las modulaciones de su voz, la ilusión de estar viendo los hechos, merece 10 puntos más.<br /><br />d) Objetividad. Si ha superado esa molesta costumbre —tan común en quienes cuentan los chismes con las patas— de dirigir nuestra recepción de los hechos con juicios morales o comentarios profundos, dele otros 10 puntos. Recuerde, sin embargo, que los juicios estéticos o de cualquier índole igualmente frívola (“Se veía fatal la pobrecita”) sí están permitidos, ya que pueden salpimentar el relato, proponiéndose como la dimensión descriptiva del inciso b).<br /><br />e) Final. El buen chismoso termina su relato antes de aburrirnos. Desde luego, siempre queda algo por decir, algún detalle. Pero el mago experto sabe dejar algo en su sombrero. Hacerlo así es un acto de cortesía para con el público, que no tendrá la impresión de hallarse ante un desocupado que chismea a falta de otra actividad, ni ante un alcohólico que ya sólo busca desvelarnos para que lo acompañemos. Dele 10 puntos más al que sepa darle a su relato un final oportuno. Si se encuentra ante uno de esos talentos inagotables que sacan historia tras historia, dele la misma puntuación si se da cuenta de que ya está usted hasta el copete de chismes (también de eso llega uno a hartarse).<br /><br />Si alguna de sus amistades ha pasado de los cuarenta puntos, felicítela y tenga siempre abiertas para ella las puertas de su casa. Cancele cualquier salida, programa de televisión, trabajo pendiente o quehacer doméstico, y espérela con un buen café o una botella de whisky. Pasará una tarde encantadora.<br /><br />---------------<br />( 1) Esto es muy importante porque los buenos chismosos suelen ser sensibles a los ciclos lunares. En el caso de las mujeres, su creatividad para el chisme aumenta con la ovulación.<br /></p>Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-55097573814566888052012-08-20T22:11:00.006-05:002012-09-16T08:52:37.256-05:00Trabajar cansaSe hizo la lectura del poema de Pavese, se analizó y, entre todos, se propuso una interpretación. <br /><br /><em>Trabajar cansa</em>, de Cesare Pavese:<br /><br />Atravesar una calle para escapar de casa<br />sólo lo hace un muchacho, pero este hombre que vaga<br />todo el día por las calles ya no es un muchacho<br />y no escapa de casa.<br /><br />Hay tardes de verano en que hasta las plazas están vacías, se extienden<br />bajo un sol casi poniente, y este hombre, que viene<br />por callejuelas de inútiles plantas, se para.<br /><br />¿Vale la pena estar solo, para estar siempre más solo?<br />Con sólo dar la vuelta, las calles y la plaza<br />quedan vacías. Desearía detener a una mujer,<br />hablarle y proponerle que vivan juntos.<br /><br />De otra forma, uno habla solo. Por eso en ocasiones<br />los borrachos se atacan con discursos nocturnos<br />que relatan los proyectos de toda una vida.<br /><br />No es seguro que al ir a una plaza desierta<br />te encuentres con alguien, pero los que vagan por las calles<br />se quedan de vez en cuando. Si anduviera con alguien<br />mientras cruza estas calles, la casa sería<br />donde ella estuviera, y entonces valdría la pena.<br /><br />Por la noche la plaza vuelve a quedar vacía<br />y este hombre, que pasa, no mira los edificios<br />tras las inútiles luces, pues ya no alza los ojos:<br />sólo ve el empedrado, que hicieron otros hombres<br />con manos endurecidas, como están las suyas.<br /><br />No es bueno quedarse en la plaza desierta.<br />Seguro que está en la calle aquella mujer<br />qué, si él se lo pide, querrá llevarlo de la mano a casa.<br /><br />Video: <a href="http://youtu.be/8Oqz1rx-_tk"><em>Lavorare stanca</em></a><br />Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7792832937975812441.post-14642380295419794352012-08-20T22:08:00.001-05:002012-08-20T22:46:09.569-05:00Partes de un lector<a href="http://4.bp.blogspot.com/-6ZvsN0xw3eg/UDL77GXr_QI/AAAAAAAADVE/Xp-Qt3I1ni0/s1600/lector.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 400px;" src="http://4.bp.blogspot.com/-6ZvsN0xw3eg/UDL77GXr_QI/AAAAAAAADVE/Xp-Qt3I1ni0/s400/lector.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5778958264610585858" /></a><br />Magda Díaz Moraleshttp://www.blogger.com/profile/16662759194132255220noreply@blogger.com0